jueves, 19 de mayo de 2011

El usuario de dispositivos móviles como creador de Internet

Desde que hace unos años se generalizó el uso de las tecnologías de la información a múltiples ámbitos de la vida cotidiana se ha convertido en práctica habitual prescindir del medio impreso como soporte de documentos. Progresivamente se han ido emitiendo menos facturas, contratos, ofertas, manuales, circulares, etc., y extrapolando esta tendencia muchas personas han pensado de forma natural que llegará un día en el que no será necesario escribir sobre papel. Pero en realidad esa idea se lanzó ya hace más de 10 años y las cosas parecen no haber evolucionado mucho desde entonces.

El tiempo ha dictaminado una cierta estabilización en la cuota de utilización de la pantalla y el papel a la hora de leer documentos. No se repetirán aquí las habituales explicaciones en defensa del placer de la lectura escrita, ni en los diversos inconvenientes de una lectura prolongada sobre pantallas. El hecho está ahí y cabe empezar a interrogarse por qué fallaron esas extrapolaciones digitales optimistas que todavía en el año 2011 han dejado varios aspectos sin explicar, como por ejemplo que actualmente el porcentaje mundial de venta de libros electrónicos no llegue al 20%, que en algunos países (como el nuestro) no supere el 5% o vaya en franca regresión, que los e-book readers todavía sigan siendo una especie de curiosidad de coleccionista después de 5 años de su aparición, o que prácticamente no haya mercado editorial en algunas lenguas.

Durante los últimos años las explicaciones han venido a basarse en las ideas de que los dispositivos lectores todavía no estaban maduros, que existían batallas legales sobre derechos de autor y propiedad intelectual que encarecían el uso masivo de estas creaciones literarias… Bien, pero han pasado varios años ya y el debate no avanza.

Si el problema tecnológico fuera únicamente de hardware ya estaría prácticamente resuelto: dispositivos como los tablets PC están triunfando hasta el punto de que durante este año o en el 2012 superarán en ventas a los portátiles. Las pantallas que se fabrican son cada vez más nítidas y con mejor resolución. Persiste aún el inconveniente del precio, eso sí, y quizá los fabricantes de hardware deberían plantearse si para acceder a Internet realmente es necesario usar todo un ordenador (o un semi-ordenador, porque un tablet no deja de contener una versión reducida del sistema operativo). Si se quiere potenciar el acceso masivo a Internet desde dispositivos móviles bastaría con fabricar un aparato que contuviera un sistema operativo y un navegador. Muchos teléfonos móviles ya lo incorporan y las operadoras los están ofreciendo por 0€, según tarifas.

Este artículo planteará dos explicaciones alternativas. La primera es que por un lado hemos ignorado completamente un hecho que es casi una constante en toda la historia de la invención humana: cada vez que ha aparecido un nuevo medio, dispositivo o tecnología, durante los primeros años se ha destinado a repetir los usos anteriores de los aparatos a los que sustituye. Por ejemplo, al principio del cine sonoro los actores declamaban como en el teatro, los primeros programas de televisión fueron copias de la radio o del cine, las primeras motos llevaban ruedas de bicicleta, y los primeros vagones de ferrocarril fueron cajones de diligencia puestos sobre ruedas y ejes metálicos. Con el tiempo cada tecnología desarrolló sus propias especificidades aprovechando con plenitud sus competencias: el cine descubrió la panorámica, el zoom y el travelling; la televisión los concursos, las transmisiones deportivas y los realities; y los vagones de tren se hicieron metálicos para no incendiarse en las colisiones con una locomotora que sí había sido concebida para el ferrocarril y era metálica. Ahora estamos en el año 2011, hemos inventado dispositivos móviles, podemos programar cualquier aplicación que se nos ocurra… y sólo se nos ocurre ofrecer lectura. No estamos creando contenidos en otros formatos, no estamos explotando al máximo las prestaciones que nos ofrecen los nuevos dispositivos y estamos ignorando el potencial que nos ofrece Internet como repositorio de información.

Y en segundo lugar estamos constriñendo al usuario a adoptar un papel pasivo: el de leer y no poder expresarse. Impedimento agravado aún más al producirse en el momento de la historia en el que más se escribe, debido en buena parte a las nuevas tecnologías. Nunca hasta ahora en toda la historia de la humanidad había existido tanto esfuerzo creativo, y justo en el momento en que más ganas de expresarse tienen las personas hemos retrocedido a los tiempos de la Internet 1.0 en la que el usuario es consumidor y debe digerir la información, y todo lo que se le ofrece por el módico precio de 200~300 euros del dispositivo + 15 euros por cada contenido, es poder leer un libro. Se le da un best-seller de 700 páginas y ahí termina todo. O se le da el Código Penal y a eso se le llama innovación en e-learning. Leer y no participar. Y mientras tanto se está ignorando que el usuario de un e-reader puede ser a la vez lector y creador. Y aunque es verdad que la dedicación que suele invertir un usuario entre ambos roles se reparte en forma de 90-10% en una típica sesión de internet, no es excusa para no ofrecerle en todo momento la oportunidad de hacer contribuciones a los contenidos.

Resumiendo, frente a estas dos carencias:
- No se están desarrollando contenidos específicos para los readers.
- No se están potenciando las habilidades del usuario como escritor.

el debate tecnológico se está abordando en dos vertientes:
- Por la vía del hardware, casi exclusivamente. Se dedican enormes esfuerzos a mejorar los dispositivos, tanto que da la impresión de que es la única solución que ofrece la tecnología.
- Por la vía del software, lentamente y de forma conservadora. Se programan aplicaciones lectoras de contenidos para los nuevos dispositivos, es cierto. Pero prácticamente no se ha creado ninguna aplicación específica para estos instrumentos que se pueda llamar ‘verdaderamente innovadora’.


El usuario de dispositivos móviles como creador de Internet

Los grandes déficits del uso cotidiano de la tecnología móvil se encuentran en la naturaleza de los contenidos y en las aplicaciones que los exponen. Leer y comercializar libros es muy interesante, pero el sector del libro representa una parte muy minoritaria de toda la obra escrita, y un dispositivo móvil se presta muy bien a otro tipo de lecturas, más cortas, más técnicas, más especializadas… Es lo que en algunos países, en especial los germánicos, llaman “textos pragmáticos”, un concepto heterogéneo que engloba todos aquellos escritos con vocación de ser leídos, que cuidan el lenguaje e intentan ser comprensibles, pero que no tienen vocación literaria. Ahí caben un manual de instrucciones, un código legal, una promoción de un producto, un prospecto de viajes… Bien, pues Internet está llena de esta literatura pragmática. Los usuarios habituales de dispositivos móviles consultan las noticias on-line, leen periódicos, acceden a blogs, etc. ¿Y por qué no existen buenas aplicaciones que ayuden a leer y crear blogs de calidad?

Los blogs, o wikis, o cualquier cosa estructurada en forma de artículo corto que aparezca en un futuro, son candidatos ideales para ser leídos y mantenidos desde los terminales móviles. Ya existen los aparatos, ya existe la información complementaria en Internet, y sin embargo no tenemos ambición para fomentar la creación de más y mejores contenidos enriqueciendo la experiencia del usuario.

Es cierto que mediante un terminal móvil es posible insertar comentarios más o menos cortos en blogs, artículos o redes sociales, pero mediante las interfaces actuales, a la hora de redactar el escritor se encuentra frente a un cuadro de texto en blanco y la única herramienta de consulta que posee es su cabeza. Una revisión conceptual de las aplicaciones en los próximos años debe ir forzosamente en la dirección de ayudar al usuario otorgándole un papel verdaderamente activo, en que desde el momento en el que acceda a la aplicación tenga oportunidades de escribir contenidos interesantes. El usuario no sólo debe poder leer, sino crear. Quien diseñe estos nuevos programas, editores de blogs mejorados, o como se quieran llamar, deberá ofrecer, en paralelo al contenido principal, un acceso rápido a consultas en buscadores, entradas en wikipedia, a ojear simultáneamente otras redes sociales con contenidos similares a lo que está leyendo o escribiendo. Las pantallas son grandes. Deben disponer de un buscador inteligente y automático que sea capaz de relacionar los contenidos mostrados en pantalla con los textos de otras webs o redes, porque el buscador clásico basado en un cuadro de texto y un botón de enviar resulta ya extremadamente pobre. Y empieza a ser obligatorio disponer de buenos traductores para buscar y compartir información en otros idiomas. No podemos crear comunidades de contenidos aisladas. En definitiva, han de triunfar aquellas aplicaciones o páginas web que consigan tanto en lectura como en escritura la interacción a 3 niveles usuarioßàinformación en pantallaßàresto de Internet.

Plantéenselo los fabricantes de hardware y los desarrolladores de software, porque en el momento actual es la expresión mediante imagen y vídeo lo que está tomando la delantera: por ejemplo, muchos artículos de opinión, incluso de periodistas famosos, empiezan a publicarse sólo en vídeo. Youtube anuncia canales de televisión por internet, y de ahí a que los usuarios consuman televisión en el metro o el autobús hay un paso. Me extraña mucho que todavía nadie haya inventado un programa de televisión para comentar los contenidos de las redes sociales en tiempo real, pero supongo que algún día lo veremos. Y de momento, mientras triunfe lo audiovisual estaremos perdiendo oportunidades, porque a día de hoy sigue resultando muy difícil hacer búsquedas eficaces sobre la información almacenada en esos formatos.

2 comentarios:

  1. creo que llevas más razón que un santo, aunque olvidas hablar de los modelos de negocio, que a parte de ser un palabro que llena la boca de muchos guruses es dónde está la madre del cordero: la gente usa lo que puede usar porque está a su alcance económicamente. caros son los terminales, y por otra parte está lo que en el apéndice has señalado: efectivamente, una plataforma para compartir libros es lo que falta. y a veces me da por pensar que igual no llega nunca, porque es como si la gente ya no leyera o algo así... y sí que se lee, pero no sé... es algo extraño. en todo caso, reitero lo que ya te dije: no puedo estar más de acuerdo en que el futuro está en la creación de contenidos. buenos contenidos. gente especializada que publique y comparta. porque no todo el mundo puede hablar de cualquier cosa.

    esto sí, veamos si no vuelves a petar blogspot con este segundo post... ;D

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  2. Ya había pensado en el negocio, no te creas, pero se cayó a última hora porque me iba a quedar un post kilométrico. Me imaginaba que había que diferenciar entre el escritor ocasional y el habitual, y que hay materias que se prestan a más cantidad de unos que de otros. Proponía que el escritor que publicara contenidos especializados con regularidad debía obtener algún beneficio. Y dando la vuelta a la tortilla, planteaba la impresión de libros o revistas con el contenido de ciertos blogs seleccionados.

    Las plataformas de compartir libros, me temo que no las veremos hasta que empresas como Amazon, Planeta, etc, rentabilicen la enorme inversión que hicieron en crear esa gran cantidad de libros digitales.

    Y blogspot no petará: ya nadie me lee

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